Querida familia.

Hace unos días concluíamos la visita pastoral de nuestro obispo diocesano. Ha sido una bellísima ocasión para redescubrir la belleza que supone ser comunidad cristiana alrededor de su pastor propio, el obispo.

Y además un estímulo para remar todos en la dirección a la que nos invita el Señor siempre y que nos van confirmando los sucesores de los apóstoles

La jornada se iniciaba con la recepción del Obispo: tras hacer una oración a Jesús Eucaristía a los pies del Sagrario, se dirigía a los fieles congregados para explicarles el sentido y los fines de la visita pastoral. Concluido ese primer encuentro con la comunidad cristiana, nos encaminamos al cementerio donde pedimos por todos aquellos hermanos que descansan en el campo santo esperando la Resurrección. 

Tras rezar en el cementerio nos dirigimos a saludar y rezar con los mayores. En primer lugar nos acercamos a la Residencia de ancianos «La Siberia» donde todos estaban reunidos esperando llenos de alegría a Don Francisco. El personal acogía en la puerta a nuestro arzobispo y tras rezar y bendecir a los residentes tuvo ocasión de escuchar por parte de los profesionales que allí trabajan toda la labor que hacen con los mayores. También el centro terapéutico AFAD «Ernest Lluc» abrió sus puertas para recibir la visita del Sr. Arzobispo que bendecía a los usuarios y les entregaba un recuerdo de su paso entre ellos.

¡No podía faltar un encuentro con el mundo del trabajo!En esta ocasión los directivos y trabajadores de Nestlé-Aquarel ofrecieron una recepción  el Sr. Arzobispo que pudo conocer de primera mano todo lo que se desarrolla en esta empresa de nuestra localidad y cómo respeta, cuida y protege «la casa común».

 Al final de la mañana visitábamos «La Virgen de Extremadura», otra empresa que, aunque familiar, es muy conocida entre nosotros y más allá de nuestra tierra por la calidad de sus productos. Allí bendecía una máquina destinada a la elaboración de barritas energéticas.

Ya por la tarde, don Francisco tuvo ocasión de saludar a algunas personas mayores en sus domicilios particulares alentándoles en sus situaciones personales. El tiempo se echó encima y tristemente no pudo visitar a todos aquellos que nos lo pidieron.

Los principales actos de la tarde comenzaron a las 19 horas con un encuentro de todas las realidades parroquiales: hermandades y cofradías, grupos del rosario, catequistas, cáritas, coro parroquial, y todos aquellos que tuvieron a bien participar en esta reunión. Allí se dió voz a todas las inquietudes de los diversos grupos parroquiales. Se entabló un diálogo muy provechoso entre los presentes. También el Sr. Arzobispo presentó y abordó las dificultades y necesidades de la comunidad parroquial. Alentando a todos a empeñarnos en una permanente evangelización que haga verdaderos cristianos.

La celebración de la «Misa estacional» coronó esta jornada inolvidable para los fieles de Herrera del Duque. De las palabras que pronunció el Sr. Arzobispo en el momento de la homilía desarrollando qué es un cristiano, destacamos dos ideas: perdón y oración. La primera idea, el perdón.  Sin perdón nos incapacitamos para amar. Segunda idea: hacer de la parroquia una comunidad orante. Nos indicó la conveniencia de dedicar tiempo a la oración. Enseñar a rezar y orar constantemente.   

 Al final de estas reseña de lo que ha sido la visita pastoral a nuestra parroquia de San Juan Bautista, sólo queda agradecer a todos los que han hecho posible que todo saliera tan bien: el coro parroquial; los encargados de la liturgia; todos aquellos que han preparado el aperitivo del que disfrutamos tras la Santa Misa: los propietarios de máquinas refrigerantes que las pusieron a nuestra disposición, los supermercados y restaurantes que también han colaborado, quienes limpiaron todo para que estuviera a punto para este día, son tantos personas que seguro que alguien se olvida. ¡Gracias a todos! El Señor es el mejor pagador y colmará de bendiciones a quienes son generosos.

Y ahora viene la moraleja: ¡Nos necesitamos unos a otros para crecer como parroquia! Para crecer juntos en el Señor. Para, como dice san Pablo, «ser santos e irreprochables ante Él por el amor». Crecer desde dentro, por un corazón que está en constante estado de conversión de vida nueva, de unión con Jesucristo para salir hacia fuera en busca de los hermanos.

Que todos aprovechemos lo que ha supuesto este día de gracia para acercarnos más a Jesucristo y remar «mar adentro», hasta el cielo.